17 abr 2011

De antaño...


Él me cobijó en sus brazos, él me acompañó en mi retorno… el tiempo borró las  huellas… heridas del ayer, rencor martirizante...

Simulé tu despedida… sutilmente intenté olvidar los momentos… mientras uno a uno se apoderaban de mi razón, ensalzando  mis sentimientos… y el tiempo… sólo observaba mis contradicciones, sólo observaba mi angustia, decadencia...

Esperarás... o… ya fue suficiente...¿entenderás mi camino?...las preguntas invaden mis pensamientos, los temores aguardan mi venida… temores que uno a uno se encarnaron en mi alma, temores que fría y cruelmente se instalaron en mi realidad, aumentando el malestar propio de mi vida.

La ausencia, tu aliento se escapaba de mi ser… tus dedos resbalaban de mis manos y sentía cómo la angustia de tu ausencia generaba mil palpitaciones de desesperación… palpitaciones de muerte…

Entonces… regreso… es inevitable, por más que intenté abstraerme, simular una coraza de olvido y fortaleza… el recuerdo imperó… gobernó mis pensamientos, dirigió mi camino y retornó a aquel lugar… nuevamente simulado, nuevamente maldecido.

En mi más sincera intención, busqué rastros de tu mirada… algún indicio de cercanía… tus manos, tu sonrisa… todo…todo se me alejaba… y yo, cada vez más inútil… cada intento más vil… despreciable…

No me humillé…sólo herí una vez más el alma mía…ilusionándome con recuerdos del ayer, soñando con instancias de cercanía  que logren apagar el estado de agonía perpetuo en mi ser…

Inocencia, inútil y gentil inocencia… eres más fuerte que mi razón… me llevas a amar, a creer…sólo a sufrir… sufrimiento que me llevará a ignorar, obviar las circunstancias, ausentándote de mi vida…pero en el fondo anhelando el retorno…el eterno retorno de mi vida a las vivencias del ayer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario